El acierto de los mayas


Antes de leer esta entrada, miren el cómic en el siguiente enlace:
http://4.bp.blogspot.com/_tTFdYezGXMQ/S2wyoO194uI/AAAAAAAAJEA/R0rpWP-mwmA/s1600-h/eleclipse.gif


“El eclipse” se ambienta en los años de colonización española en tierras mayas, a mediados del siglo XVI. El fraile Bartolomé, un misionero español que había llegado a la zona maya con la intención de evangelizar, desahuciado, decide dejarse morir. De repente, aparece entre la selva un grupo de indígenas que pretenden sacrificarlo. Pero el sacerdote, gracias a su “cultura universal” y a su “arduo conocimiento de Aristóteles,” está al tanto de la próxima aparición de un eclipse. Para disuadir a los mayas de sus intenciones asesinas, amenaza con apagar el sol. Pero ellos terminan arrancándole el corazón a pesar de la intimidación, debido a que ya conocían “las infinitas fechas en que se producirían eclipses […] sin la valiosa ayuda de Aristóteles”.

El tema principal presentado es la crítica a la soberbia de los europeos en el choque de culturas que se produjo entre Europa y América. El antihéroe Bartolomé pretendía mostrar su superioridad intelectual a los “indígenas de rostro impasible” y acaba sacrificado de una forma llena de patetismo. Con esto Monterroso muestra el egocentrismo de los conquistadores y las versiones europeas sobre la conquista y conversión de los indígenas. En concreto, critica la versión de Hergé en su cómic “Tintín en el Templo del Sol” donde los protagonistas se salvan siguiendo el mismo método, mientras que los indígenas ignorantes huyen aterrados. El eclipse ofrece la versión opuesta, aunque quizás más realista.

El postcolonialismo como teoría aplicada a América Latina tiene que lidiar con el hecho de que la “descolonización”, el proceso de independencia, fue hace unos 150 años. El discurso colonial del fraile se ve como una contradicción, entre el deseo narcisista del fraile de ver a los indígenas como seres atrasados a los que puede controlar con su conocimiento científico y la realidad que lo desmiente. El cuento pone en escena un proceso de colonización truncado desde su raíz; o sea, pone en escena una especie de utopía anti-colonial. Si bien ocurre lo primero (fray Bartolomé ve a los indios como objetos de la diferencia para ser dominada) el proceso de desarrollo histórico llega a su fin con la eliminación del sujeto colonizador. Lo que hay que preguntarse es qué les permite a éstos interrumpir el proceso colonizador.

“El eclipse” se puede considerar una representación del rechazo de las “reglas de reconocimiento” (prejuicios) de la modernidad europea. El desenlace del cuento gira en torno al hecho de que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y apuntado sin la gran ayuda de Aristóteles las fechas de los eclipses solares y lunares, es decir, el conocimiento de los mayas es astronómico. Desde el punto de vista occidental este conocimiento es científico y tal clasificación no concuerda con las formas culturales. El conocimiento o episteme indígena (maya, azteca...) supuestamente no contempla la existencia de la ciencia, por lo que este concepto pertenece a la formación cultural europea con la división de los distintos saberes (ciencia, religión, filosofía, política, etc.) que tiene lugar a partir del Renacimiento. No obstante, el contenido de este conocimiento es el mismo porque las fechas de los eclipses son las mismas, más allá de las diferencias cronológicas. La “coincidencia” del conocimiento maya con el europeo les permite a los indios evitar que sea usado como una forma de manipulación en su contra.

Desde el punto de vista europeo (que es el punto de vista del cuento) no es posible considerar un conocimiento como pre-científico si coincide con el occidental. Por lo que es adecuado estar a favor de la descolonización, que supone la producción del conocimiento propio, sin prejuicios que lo descalifiquen por ser occidental o no.La ironía es que el “conocimiento negado” de los indígenas es idéntico al del europeo.
Los pueblos de los distintos Orientes no pueden entablar una conversación con Occidente porque no son escuchados, pero deben alzar la voz para demostrar que ninguno permanece inmutable. Y eso no debe ser la aceptación de las representaciones clásicas de Oriente, pues son representaciones disfrazadas de realidad limitadas.
La emergencia actual en Asia (China, India, Indonesia…), en América Latina (Brasil, Chile…), en África y en las revoluciones de los países árabes y musulmanes, sea cual sea su evolución, dibujan un mundo nuevo que ya no puede ser entendido en referencia a su pasado colonial, aunque este haya dejado en él su huella.


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