Despertarme, levantar primero el pie derecho y luego el izquierdo, incorporarse, estirarse o bostezar, mirar ese despertador que adelantaste diez minutos con el fin de auto engañarte y creer que es más tarde para levantarte antes (nunca funciona). Colocarte el reloj de Klimt que lleva un año parado apuntando las 7 en punto. Decidí no arreglarlo, o comprobaría que siempre llego tarde a todos lados.
No da tiempo de desayunar, y me prometo levantarme mañana un poco antes. (Por supuesto que no pienso cumplirlo, cada minuto de más que paso escondida entre las mantas de franela es uno de esos pequeños placeres del frío que adoro).
Voy andando por mi calle hacia la Escuela y me sale una inevitable risa irónica. Este último mes encontré una bañera encajada en mi casa puerta a las ocho de la mañana que me impedía salir, y el otro día cayó un microondas desde un segundo piso. Suena tan surrealista…pero supongo que de algún modo atraigo las cosas sin sentido, al igual que me pasa con las casualidades siniestras y terroríficas. Todavía recuerdo como mi móvil llamó independientemente a la única persona que no hubiese querido jamás que llamase, en el momento más inoportuno del planeta. Aunque lo del microondas ya es algo más grave. Que pasen cosas raras lo hace todo mas divertido, pero siempre y cuando no te caiga el microondas en la cabeza.
Llego a la Escuela de Bellas Artes y entro en clase. Hoy es un día más de mi vida entre tantas acciones mecánicas e inconscientes, aparentemente construida y sin cabos sueltos que atar.
Escribir, tanto como dibujar o traspasar ciertas cosas que pensamos o creemos a un medio visible, es la manera más acertada de conocerse a si mismo y limpiarse por dentro.
ResponderEliminarY cuando mires de nuevo esas emociones materializadas, en un futuro no muy lejano, comprenderás el por qué de como eras y las causas de cómo eres hoy en día, hayan habido cambios o no.
Ah, no, no tenía nada mejor que hacer, ya sabes, demasiado tiempo libre xDDD
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